Durante las dos pasadas semanas se ha ido elaborando la idea original para la ocupación del solar. Se han investigado referencias con relación a la arquitectura del ladrillo. La referencia que más me ha servido para elaborar mi idea de proyecto ha sido el Museo Romano de Mérida, de Rafael Moneo, un gran ejemplo de la arquitectura contemporánea con ladrillo. En este edificio, como puede verse en las fotografías, se disponen una serie de arcos de diafragma paralelos, de grandes dimensiones, que permiten la creación de un amplio espacio basilical, iluminado de forma cenital puesto que los espacios de cubierta entre dichos arcos quedan translúcidos. Existe un segundo orden estructural, que contrasta con el primero. Los grandes machones, contrafuertes y arcos de ladrillo, tremendamente masivos, contrastan con esta segunda estructura, mucho más liviana, suspendida entre estos muros paralelos, que alberga las galerías superiores.
En mi caso he decidido tomar la idea de la división formal en dos estructuras de distinta magnitud, una grandiosa y masiva de ladrillo y una segunda suspendida en la primera. Este segundo orden estructural más ligero irá recubierto de una segunda piel, una celosía (no se ha decidido si celosía cerámica o de acero corten). Esta celosía potencia el efecto de inmaterialidad de este elemento liviano.
La diferencia principal con el proyecto de Moneo es que en su proyecto la construcción del espacio se lee de una forma lineal a través de los arcos de diafragma, mientas que en éste los pórticos abren sus huecos de forma ortogonal al sentido longitudinal del solar.
La primera propuesta en esta línea presentaba varios espacios completamente abiertos al aire libre. Quedaban poco claras las normas mediante las cuales se decidía que esos pórticos ganasen mayor o menor altura, así como las normas que dictaban qué espacios debían de quedar libres y cuáles no. La estratificación espacial generada por la sucesión de pórticos quedaba poco potenciada al alinear los pilares en cuadrícula.
En la segunda propuesta se radicaliza el proyecto, recorriendo de manera completa el solar de un extremo a otro con las líneas de pórticos. Se procede de igual modo que en la anterior propuesta, habitando la estructura con esos cuerpos livianos suspendidos y recubiertos de celisía. Ahora los espacios libres se leen de manera distinta, el espacio se conforma por zonas más o menos densas en las tres dimensiones, por ello las zonas "abiertas" son las menos densas dentro de este bosque de pilares. En esta propuesta los pórticos se encuentran desplazados, rompiendo la alineación de los pilares en el sentido ortogonal a los pórticos y creando visuales transversales que aportan mayor profundidad y una mayor arbitrariedad a los recorridos.
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