sábado, 6 de julio de 2013

ENTREGA FINAL ANÁLISIS DE FORMAS II

El ejercicio realizado durante este cuatrimestre ha consistido en la elaboración de un dibujo de grandes dimensiones (80x170 cm) de una ciudad imaginaria en sección.

El proceso se ha dividido en tres etapas:

1º- Realización de un collage en el cual estuviesen presentes una gran cantidad de texturas que luego pudiesen terminar configurando edificios, espacios públicos y comunicaciones.
Mediante este ejercicio se consigue llegar a configurar una composición abstracta de la ciudad, donde nada está definido aún.



2º- Calco completo del collage, registrando todas las líneas que están presentes en sus texturas. Durante este proceso se ha conseguido realizar un ejercicio de extracción de información, donde se define un dibujo independiente del dibujante, es decir, se dibuja sin pensar en el sentido de lo que se está dibujando. 




3º- Dibujar en papel de calco una enorme proyección de la ciudad teniendo como base las líneas anteriormente calcadas. Posteriormente se han ido añadiendo zonas seccionadas. Durante esta etapa final el procedimiento ha sido el opuesto al anterior, ahora se han ido dando un sentido a cada una de las líneas que se tienen predefinidas, las cuales nacieron de manera independiente al dibujante (pues han sido traspuestas de imágenes y texturas). 



PARA DESCARGAR EL DIBUJO A TODA RESOLUCIÓN PINCHAR AQUÍ.



DESCRIPCIÓN DE LA CIUDAD:

A mitad del proceso se redactó una descripción de la ciudad. El hecho de vincular el dibujo a una historia ha permitido aportar al dibujo una cierta coherencia narrativa. El texto en definitiva ha servido como ayuda para  ir completando y configurando la ciudad, pues aportaba una base lógica y una cierta estructura a la misma. El relato que se muestra a continuación no describe la ciudad que aparece en el dibujo final, sino que fue redactado en un punto intermedio como apoyo para la evolución y crecimiento del proyecto.



DUNA

Observando a Duna desde lontananza se puede tener la impresión de que conforma esta ciudad una gran masa que, por la inmensidad de sus proporciones, parece haberse detenido en el espacio y en el tiempo. Esta impresión no puede encontrarse más alejada de la realidad  y es fruto, sin ninguna duda, de la poca perspectiva espacio-temporal que tenemos por nuestra condición de diminutos seres mortales.

Cada vez que nace una nueva vida en Duna se erige una casa con su nombre justo en el frente de la ciudad. Cuando alguien fallece sin embargo, la ley obliga a la demolición del hogar que lleva el nombre del fallecido y que, muy probablemente, como consecuencia del paso del tiempo y de la evolución urbanística de la ciudad, habrá quedado en la cola de la misma. Es por esto que cuando se programa una demolición se eleva esta práctica a un acto solemne, donde se visten las mejores galas y se reza una oración por esa persona y esa casa que van a convertirse en polvo. Así pues siempre pueden apreciarse grúas construyendo en un extremo de la ciudad, y grúas demoliendo en el otro.

Es tan próspera la ciudad de Duna que son muchos los forasteros que llegan a ella para labrarse un futuro, pero al no tener permitido construir en el frente por no haber nacido en Duna, ni en la cola pues es donde la ciudad debe de desvanecerse, sólo tienen permitido levantar su casa encima de las ya construidas, consiguiendo con ello que la ciudad arquee su lomo y gane cada vez mayor altura.

Es pues Duna un reflejo del ciclo vital de sus habitantes. Es la vida lo que le hace crecer y la muerte lo que le hace moverse. De este modo, al igual que ocurre con una duna en el desierto en la que sus granos de arena son desplazados uno a uno por la acción del viento, camina Duna hacia el horizonte de una forma imperceptible a la par que imparable.

Los antiguos que fundaron Duna lo hicieron con la filosofía de que ningún lugar de la tierra debe de ser condenado a la oscuridad eterna que supone la ocupación por una civilización. Por ello decidieron crear esta ola en la corteza terrestre, asumiendo la responsabilidad de regenerar el suelo que una vez arrolló. Duna  es construida siempre valiéndose de los materiales del entorno. Es por ello que la ciudad ha tomado aspectos muy distintos a lo largo de su historia, aspectos que nada tenían que ver cuando la ciudad atravesaba bosques, selvas, desiertos, glaciares o estepas. Su color ha ido cambiando y, como un camaleón errante, ha ido tomando el tono de la tierra que pisaba en cada momento. De igual modo ha ido cambiando  su arquitectura y su construcción, acomodándose al trabajo de cada material en concreto, ya fuese adobe, madera, hielo...

Los habitantes de Duna crecen sin apego a lo material, pues aprendieron que todo lo que se crea se acaba destruyendo. Los habitantes de Duna crecen sin perder cada oportunidad que les brinda el destino, pues saben que el tiempo no se detiene, y que ese espacio que pisan podría no existir mañana.