miércoles, 16 de octubre de 2013

BIÓNICA Y GAUDÍ

A propósito del tema de este curso y de las investigaciones del Instituto de Biónica Aplicada a continuación publico un pequeño fragmento del trabajo realizado el curso pasado para la asignatura Historia del Arte y la Arquitectura II, trabajo que realicé conjuntamente con Daniel Cosano. El trabajo analiza la forma y la estructura en las obras de Antonio Gaudí, y su relación con la naturaleza. 






EL PROCESO CREADOR DE LA NATURALEZA

Es importante conocer cómo crea la naturaleza para llegar a comprender el nivel de idoneidad que tienen sus formas, y que fue trasladado a los edificios de Gaudí. 
En el mundo físico que conocemos existen dos fuerzas creadoras: una es la naturaleza y otra la mano del hombre, que actúa siempre dentro del marco establecido por la primera. Siempre ha existido un conflicto de convivencia entre estas dos fuerzas y un debate acerca de la manera en la que el hombre debe seguir actuando sobre ella para nominarla y colonizarla.

En los últimos tiempos las ciudades modernas deshumanizadas y desnaturalizadas han terminado rompiendo el desarrollo equilibrado que habían seguido durante los siglos preferentes las poblaciones. Gaudí muestra una apuesta por hacer converger los caminos, criterios y principios de ambas fuerzas creadoras para evitar el conflicto entre ellas.

A continuación, se van a analizar las leyes en las que se basa la naturaleza en su proceso creador.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que la naturaleza es eminentemente práctica. Sus creaciones tienen la finalidad de responder de la forma más eficaz a unas necesidades concretas. Si nos fijamos por ejemplo en un huevo podemos advertir como la naturaleza ha llegado a una forma perfecta. La finalidad es crear un envoltorio con la mínima superficie, el máximo volumen y la máxima resistencia donde albergar a la cría. La naturaleza escoge entonces el catenoide, la superficie de revolución con la directriz idónea: la catenaria, donde se alcanza la máxima resistencia utilizando el mínimo material. 

Cualquier elemento natural que no satisface las necesidades prácticas es eliminado o modificado por la misma naturaleza. La evolución va regulando los sucesivos cambios que se producen en las creaciones naturales atendiendo a las siguientes reglas: 

1.La experiencia
Se trata de una sencilla base en función de la cual se ordena una recogida de datos que poco a poco van enriqueciendo las soluciones adoptadas.

2.La continuidad
Este camino guiado por la experiencia no tiene interrupción. Nunca se plantea el comenzar de nuevo y mucho menos oponiéndose a soluciones vigentes, existiendo una continuidad del proceso apoyada en experiencias anteriores, avanzado de forma ininterrumpida. 

3.La libertad aparente
La naturaleza cuando crea lo hace en función de solicitaciones exteriores que le vienen dictadas por la experiencia. Las leyes que determinan la forma o el color de una especie animal no son intrínsecas a ella misma sino que vienen determinadas por esas necesidades exteriores.
Teniendo en cuenta que esas necesidades exteriores pertenecen también a la naturaleza y están, por tanto, sujetas a las mismas leyes, ésta libertad creadora es aparente, teniendo la evolución que a escoger entre todos los caminos posibles, el idóneo.
Como ejemplo podemos observar la rama de un árbol, pues no sigue un trazado cualquiera sino aquel que asegura el equilibrio de todo el conjunto.


Por tanto, el proceso de creación natural sigue irremediablemente un camino de perfección en el que no existe el error. La naturaleza no puede equivocarse ni rectificar, sólo evolucionar perfeccionándose. 
La naturaleza se basa también en el principio del organicismo que consiste en la íntima relación de equilibrio que se establece entre cada una de las partes y entre éstas y el todo. De esta característica se deriva dos reglas básicas:

-La correlación de las partes: cualquier cambio en alguna de las partes implica otro correlativo en las demás. 

-La subordinación de caracteres: Ciertas partes posen mayor significación funcional que otras. Es decir, esta relación existente entre las partes está jerarquizada en un orden funcional de las mismas (podríamos prescindir de una mano pero nunca del corazón).


EL PROCESO CREADOR EN LA ARQUITECTURA.

Mientras que la naturaleza se muestra como eminentemente práctica, la arquitectura, a través de los tiempos ha visto nacer y morir distintos estilos y modas relacionados siempre con las corrientes intelectuales de cada civilización. Esto ha establecido siempre una relación directa entre el pensamiento del hombre y la forma de crear arquitectura pero nunca se ha prestado la debida atención a la naturaleza y sus leyes en la búsqueda de parámetros universalmente válidos hasta la llegada de Antonio Gaudí. La arquitectura de Gaudí tiene apariencia geológica, botánica y zoológica. Gaudí, al contrario que lo que ocurría con los estilos históricos buscó la inspiración práctica en la naturaleza. Ante el intento que históricamente han venido realizando los arquitectos por inventar formas nuevas resultado de repetición o combinación de las anteriores, el mérito de Gaudí reside en mirar hacia la naturaleza para no pretender inventar nada sino descubrirlo todo. 


FORMAS REGLADAS EN LA NATURALEZA

En el campo de la botánica se observa como la composición de la mayoría de las plantas es fibrosa. Estas fibras son asimilables a líneas rectas, generatrices de superficies regladas, que se deslizan en el espacio apoyadas en otros elementos geométricos que actúan como directrices. 

Observamos cómo la ley de la gravedad dibuja perfiles parabólicos y catenáricos en  elementos vegetales. Estas curvas planas son también  secciones de muchas figuras regladas, especialmente las cuádricas. Observamos multitud de formas de paraboloides hiperbólicos  y conoides  en flores y hojas vegetales. También vemos hiperboloide en troncos y ramas de árboles. 
La combinación entre la disposición fibrosa y las leyes de crecimiento circular de muchas especies vegetales produce helicoides, como por ejemplo los troncos de eucaliptos y  plantas trepadoras.  Estas formas les confieren una mayor rigidez y resistencia estructural ante las solicitaciones a las que se  hallan sometidas: así una rama hiperboloidal es más resistente que una cilíndrica, y una hoja en forma de paraboloide hiperbólica es más rígida que una plana.






Aunque el paraboloide de revolución no es una superficie reglada puede ser considerado como una figura propia de la geometría natural por su repetida presencia en la naturaleza como consecuencia de la fuerza de la gravedad o la erosión del viento. Tal es el caso de un puerto entre dos montañas. También las estalactitas presentan esta geometría. 
Dentro de la anatomía apreciamos también la presencia de mucha geometría reglada. Los tendones que hay entre los dedos de la mano son también generatrices de paraboloides hiperbólicos que aparecen cuando separamos dos dedos consecutivos; aquí los huesos de los dedos son hiperboloides reglados, hacen de directrices y los tendones de unión, líneas rectas, de generatrices. 



Antonio Gaudí fue pionero en la utilización de esta superficie reglada en la arquitectura. Así fue el primero en utilizar bóvedas de paraboloide hiperbólico en el pórtico de la iglesia de la Colonia Güell. No se puede considerar que llegase a esta invención a modo de capricho sino que debe considerarse como un descubrimiento ya que estas formas de perfecta idoneidad estructural están  presentes en la naturaleza de la que han sido extraídas. 
Esta relación de la obra de Gaudí con la naturaleza atribuye a la misma un carácter propio y único. Es preciso reconocer el éxito del Gaudí naturalista al rechazar prejuicios académicos que no hubieran supuesto más que continuos obstáculos a su experimentación. 


VENTAJAS DE LA APLICACIÓN DE LAS FORMAS NATURALES A LA ARQUITECTURA 

Ha quedado comprobado cómo las formas regulares provenientes de la  abstracción teórica que genera el subjetivismo de la razón humana han fracasado reiteradamente al enfrentarse a la práctica. Estas formas naturales incorporadas a la arquitectura  establecen un diálogo mucho más fluido con el hombre debido a las siguientes ventajas:

1.- Máxima experiencia práctica. La garantía de funcionamiento queda abalada por la experiencia que suponen los ensayos realizados por la naturaleza a lo largo de la evolución.

2.- Idoneidad del comportamiento mecánico. Otra cualidad general de estas formas naturales es que poseen mayor resistencia, rigidez y estabilidad que las superficies planas. Su doble curvatura en el espacio les hace más resistentes ante cualquier tipo de fuerza en cualquier dirección. A lo largo de los tiempos, los arquitectos han intentado techar grandes superficies mediante bóvedas de una única curvatura, Gaudí añade una segunda curvatura aportando una mayor eficiencia mecánica, traduciéndose en el mejor trabajo (mucho más próximo a los límites elásticos)  y la mayor economía en los materiales.

3.- Continuidad. Frente a las formas euclíedeas estas formas naturales son infinitas y continuas en el espacio. Esta continuidad formal significa que estas formas encarnan la transición sin quiebra entre diferentes requerimientos geométrico-espacial, es decir no tienen vértices ni aristas. Esta continuidad tiene una evidente ventaja estructural generando un comportamiento mecánico mucho más homogéneo que aquel que encontramos en las formas regulares.  La primera y más importante consecuencia de esto es que ya no existe diferenciación entre elementos soporte y elementos soportados. Si observamos los diagramas de esfuerzo de un pórtico adintelado ortogonal y de un arco catenario, apreciamos la gran heterogeneidad de las solicitaciones del primer caso, mientras que en el segundo se obtienen esfuerzos idénticos en cada sección. 

4.- Facilidad de ejecución. Esta facilidad de montaje viene determinada por la naturaleza propia de las superficies regladas, generadas mediante una recta que se mueve en el espacio apoyándose en unas determinas directrices. Por lo tanto, bastará con un cordel como único elemento de replanteo para generar superficies continuas de doble curvatura en el espacio evitándose la necesidad de complicadas cimbras. 

5.- Plasticidad formal. Las variaciones expresivas generadas por estas formas orgánicas suponen una liberación frente a los repetidos esquemas ortogonales que habitamos, generando nuevas percepciones lumínicas, acústicas, etc. 
El espectador encuentra un medio formal mucho más acorde con la naturaleza que rodeó al hombre desde el principio de su existencia. Las posibilidades de combinaciones entre ellas son infinitas.

Gaudí repitió en numerosas ocasiones que la originalidad consiste en volver al origen y que este origen lo encontró en la naturaleza como maestro de todas las ciencias y artes. 
La arquitectura moderna desarrollada durante el siglo XX ha realizado un esfuerzo encomiable dirigido a desposeer nuestros edificios de todo lo superfluo para mostrar de un modo sincero la estructura más íntima de los mismos. Si Gaudí viviese en nuestros días concebiría que el paso siguiente en la arquitectura puede encontrarse en la adecuación de estas estructuras a las leyes naturales donde se desenvuelven. Seguramente sostendría que los arquitectos deben de asumir que la belleza, la funcionalidad y la economía no son conceptos contrapuestos sino diferentes manifestaciones de una única verdad arquitectónica, hecha para todos y de ámbito universal. 







BIBLIOGRAFÍA:
-Cátedra Gaudí: “La Cátedra de Antonio Gaudí: Estudio analítico de su obra”. Ediciones UPC, Barcelona, 1999.
 -Giralt-Miracle, Daniel:”Gaudí. La Búsqueda de la Forma. Espacio, geometría, estructura y contrucción”. Editorial Lunwerg, Barcelona, 2002.
 -Huerta Fernández, Santiago: “El Cálculo de Estructuras en la Obra de Gaudí” (Artículo). Ingeniería civil. Archivo UPM, Madrid, 2003.
 -Ibáñez Torres, Raúl: “El Vientre de un Arquitecto” (Artículo). Universidad del país Vasco, Deusto.
 -Cabré, Tate:”Gaudí; El Arquitecto de la Naturaleza”. Librería Universitaria. 2003
 -Bessagoda, Joan: “Antoni Gaudí”. Ediciones 62, 2002.
 -Crippa, Maria Antonieta: “Antonio Gaudí: 1852-1926: de la naturaleza a la Arquitectura”, Taschen, 2007.
 -Van Zandt, Eleanor: “La Vida y Obras de Gaudí”. Parragon Book Service Limited. Bath, UK, 1997.


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